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¿Has escuchado decir “mi vida no tiene sentido”?

La relación entre la salud mental y el sentido existencial.



Quizá la mayoría no lo sepa con precisión pero hay algo central en nuestras vidas que nos motiva, nos anima a hacer las cosas que hacemos, le da un propósito, un sentido a nuestra existencia. Normalmente vivimos sin pensarlo y cuando alguien nos hace la pregunta, sonreímos, miramos hacia arriba a la derecha y después de unos segundos suponemos esto o lo otro. Y la verdad, no estamos tan seguros de nuestro propósito como cuando estamos seguro de que lo hemos perdido. Cuando una persona pierde el elemento que le daba sentido a su existencia, la vida le cae pesadamente al cuerpo, se siente dramáticamente en casi todo nuestro ser y allí si se sabe con mayor certeza que, pues lo que dicen “siento que mi vida no tiene sentido”. Capaz hemos perdido a nuestra familia en un accidente, o nuestro trabajo que era lo único que teníamos, o el hijo único del cual dependíamos, o cualquier otro motivo que era central para nuestra vida y estabilidad. Pues, ese es el sentido existencial que teníamos y que se fue.


La salud mental y el sentido existencial son dos aspectos fundamentales de la vida humana que están estrechamente relacionados. En términos simples, la salud mental se refiere a cómo pensamos, sentimos y nos comportamos, mientras que el sentido existencial se refiere a la búsqueda del propósito y el significado en la vida. Tener un sentido de propósito y significado puede ser esencial para nuestra salud mental y bienestar. Cuando nos sentimos perdidos o sin rumbo en la vida, podemos experimentar ansiedad, depresión y estrés. Por otro lado, cuando tenemos un sentido de propósito y dirección en la vida, podemos sentirnos más felices, motivados y satisfechos. El famoso psiquiatra Viktor Frankl mencionaba que había un tipo de depresión (alrededor del 20% de los casos de depresión en sus estudios) que no era causada principalmente por problemas relacionales o con la sola explicación biológica, estos se caracterizaban por estar principalmente relacionados con una profunda crisis existencial, depresiones noóticas, les llamaba él. 


Cuando una madre, que durante 20 años ha ejercido su labor con entereza, que desde el inicio de su rol no pensó que en algún momento dejaría de ser la madre de niños, en la actualidad no sabe como reformular su vida cuando los hijos empiezan a enrumbarse en la vida y dejar la casa en pos de sus proyectos personales. Cuando una persona se jubila y no se preparó para esa nueva etapa. Cuando un enamorado aún en la cumbre de su pasión rompe su relación con la que pensaba sería la mujer para toda la vida. Cuando un adolescente pierde sus objetivos existenciales y no sabe que hacer en la vida luego de haberse involucrado en alguna conducta adictiva. Cuando un joven que empieza a laborar en lo que siempre había deseado, repentínamente por un accidente de tránsito ya no puede ejercerlo más. Todos ellos pueden dar fe de lo que es el sentido de la vida.


Cuando el sentido existencial se pierde o se diluye, las molestias físicas se vuelven relevantes, los temores antes escasos se tornan diversos e intensos, la incertidumbre por el futuro aparece y la ansiedad y la depresión suelen acompañarles. 


¿Qué hacer cuando la vida parece no tener sentido?


Las crisis existenciales son comunes, muchas de ellas las superamos sin problemas, algunas de ellas forman parte de la evolución natural de nuestras vidas. Sin embargo otras pueden ser intensas o no resolverse, generándose un vacío existencial donde quien lo sufre parece que empieza a enfermar “de todo”. Los malestares físicos se sienten más y los trastornos mentales mucho más posibles.


Reformular nuestros propósitos suele ser el camino a elegir, el vacío al no hacerlo puede tornarse insoportable. Recuperar nuestro gustos, pasatiempos, lo que dejamos de hacer, lo que nos planteamos y nunca hicimos por otros proyectos más relevantes en su momento, un poco de creatividad y apoyo familiar puede ser necesario y en algunos casos, la asesoría y la evaluación profesional necesaria.  


Hay varias formas en las que podemos cultivar un sentido existencial saludable y positivo. Algunas personas encuentran significado en el trabajo que hacen, mientras que otras pueden encontrarlo en sus relaciones, su espiritualidad o sus pasatiempos y actividades. Para algunas personas, el sentido de propósito puede venir de ayudar a los demás o de hacer una contribución significativa a la sociedad.


Sin embargo, el sentido existencial no es algo que se pueda encontrar de la noche a la mañana. A menudo, se trata de un proceso de autodescubrimiento y reflexión en el que exploramos nuestras propias creencias, valores y objetivos. También puede ser útil trabajar con un terapeuta o consejero para explorar estos temas en un entorno seguro y de apoyo.


Cuando se trata de la salud mental y el sentido existencial, es importante recordar que todos somos diferentes y que lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Por eso, es esencial tomarse el tiempo para reflexionar sobre lo que es importante para nosotros y encontrar formas de cultivar un sentido de propósito y significado en nuestras propias vidas.


En resumen, la salud mental y el sentido existencial están estrechamente relacionados, y cultivar un sentido de propósito y significado puede ser esencial para nuestra salud mental y bienestar. Si estás luchando con estos temas, no dudes en buscar ayuda y apoyo para explorarlos y encontrar tu propio camino hacia una vida más significativa y satisfactoria.

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